Estoy buscando la mejor manera de llegar a ti, todavía no sé a ciencia exacta cual es, pero intentaré que el mensaje te llegue, luego ya veremos si cambio de táctica.
Guardo las formas, te miro de esa manera en la que todo el mundo piensa que soy serio pero en realidad, si te fijas en mis labios, están entre abiertos sonrientes. Fijamente contacto con tus ojos e intento controlar el lenguaje corporal. No quiero cometer ningún error. No puede haber malos entendidos, ni quiero que pueda ofenderte algo de lo que te voy a decir porque en realidad no deberías. Antes de hablar ya he pensado durante unos segundos lo que voy a decirte pero incluso así, no estoy seguro que todo vaya a salir bien. Cuando me toca hablar, mi tono es suave, como la voz de aquel que lee un cuento para un niño intentando que concilie el sueño, mis palabras son cálidas, y al llegar a ti se deslizan por tu cuerpo, acariciándote sin levantar sospechas. De momento estás donde yo quiero, lo sé por cómo me miras, por la expresión de tu cara y porque todavía no te has tocado el pelo como signo de no comprender lo que te digo, pero entre caricia y caricia resbalo por una de tus preguntas y no logro levantarme a tiempo.
Entonces las palabras quitan sus suaves manos de nuestras caras y nos golpean, ahora ya no me preocupo de hacerme entender, ahora solo busco conquistar tu mente que antes estaba desarmada. Puede que nos conozcamos pero después de tantas batallas vamos adquiriendo nuevas habilidades y los puntos débiles intentan no ser tan vulnerables a los ataques que ambos propiciamos. Las palabras se transforman en ruido y me persiguen, intento escapar de ellas, las espanto agitando las manos como si fueran cuervos que vienen a sacarme los ojos. Es cuestión de supervivencia, nadie puede acabar conmigo y te lo tengo que demostrar. Tú ya sabes a que estamos jugando y vas a intentar ganar, como otras veces has hecho.
Sin saber cómo ni cuándo, todo para. Agotados y desnudos nos rodea un escenario apocalíptico, como si hubiera caído una bomba destruyendo todo lo que nos rodeaba, no logro ver que haya quedado nada en pie salvo nosotros. Solo se escucha silencio y se ve la oscuridad de tus inmensos ojos negros. En esa mirada logramos entendernos.