jueves, 31 de marzo de 2011

Sin título...sin ti.



Sólo cuando mi mirada te haga creer que existe la felicidad,
cuando mis besos  te devuelvan la vida,
y cuando mis caricias te envuelvan como el agua...
Sólo entonces, no podrás vivir sin mi.
Hasta que no me veas... seguirás creyendo que eres libre.


martes, 29 de marzo de 2011

Oh Oh Oh!!

Es de noche y duerme, ella se encuentra sola en su piso de alquiler, ya lleva muchos días sin nadie que acompañe sus espasmos mientras sueña aquello que nunca recuerda. El tiempo ha cambiado repentinamente después de las lluvias y hace un calor más propio del verano que de estos meses de invierno, le sobra el edredón y se lo quita a patadas hasta destaparse por completo dejando su cuerpo desnudo al descubierto. Con la poca luz que entra por la ventana su contorno sólo se insinúa y el lienzo de su cama la convierte en una obra de arte. De repente se mueve y se restriega entre las sábanas, todavía no es consciente pero una zona de su cuerpo pide reclamo. Ahora que se ha acariciado, el cosquilleo crece hasta que se vuelve a frotar, esta vez a conciencia. Sus dedos se convierten en la mejor herramienta para aliviarse y mientras rasca con la yema de sus dedos no duda en utilizar sus uñas para mayor placer. Casi se ha despertado por completo y sabe que si quiere seguir durmiendo deberá de parar y reprimir el deseo de volver a tocarse. Le cuesta mucho pero cuanto más espera mayor es el alivio cuando vuelve a encontrarse con sus dedos, friccionando con cuidado pero insistentemente. Ella sigue sola, así que no tiene que preocuparse en no despertar a nadie con sus quejidos, mientras frunce el ceño y se muerde los labios. Parece que después de unos minutos el sueño vuelve a rescatarla. Satisfecha y agotada se coloca en esa postura que no falla para volver a dormirse rápido.
No pasa mucho tiempo cuando sin esperarlo, de nuevo le pica otro mosquito y esta vez se levanta a encender la luz para darle su merecido.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Desprenderse del tacto

Estoy buscando la mejor manera de llegar a ti, todavía no sé a ciencia exacta cual es, pero intentaré que el mensaje te llegue, luego ya veremos si cambio de táctica.
Guardo las formas, te miro de esa manera en la que todo el mundo piensa que soy serio pero en realidad, si te fijas en mis labios, están entre abiertos sonrientes. Fijamente contacto con tus ojos e intento controlar el lenguaje corporal. No quiero cometer ningún error. No puede haber malos entendidos, ni quiero que pueda ofenderte algo de lo que te voy a decir porque en realidad no deberías. Antes de hablar ya he pensado durante unos segundos lo que voy a decirte pero incluso así, no estoy seguro que todo vaya a salir bien. Cuando me toca hablar, mi tono es suave, como la voz de aquel que lee un cuento para un niño intentando que concilie el sueño, mis palabras son cálidas, y al llegar a ti se deslizan por tu cuerpo, acariciándote sin levantar sospechas. De momento estás donde yo quiero, lo sé por cómo me miras, por la expresión de tu cara y porque todavía no te has tocado el pelo como signo de no comprender lo que te digo, pero entre caricia y caricia resbalo por una de tus preguntas y no logro levantarme a tiempo.
Entonces las palabras quitan sus suaves manos de nuestras caras y nos golpean, ahora ya no me preocupo de hacerme entender, ahora solo busco conquistar tu mente que antes estaba desarmada. Puede que nos conozcamos pero después de tantas batallas vamos adquiriendo nuevas habilidades y los puntos débiles intentan no ser tan vulnerables a los ataques que ambos propiciamos. Las palabras se transforman en ruido y me persiguen, intento escapar de ellas, las espanto agitando las manos como si fueran cuervos que vienen a sacarme los ojos. Es cuestión de supervivencia, nadie puede acabar conmigo y te lo tengo que demostrar. Tú ya sabes a que estamos jugando y vas a intentar ganar, como otras veces has hecho.
Sin saber cómo ni cuándo, todo para. Agotados y desnudos nos rodea un escenario apocalíptico, como si hubiera caído una bomba destruyendo todo lo que nos rodeaba, no logro ver que haya quedado nada en pie salvo nosotros. Solo se escucha silencio y se ve la oscuridad de tus inmensos ojos negros. En esa mirada logramos entendernos.